La sonrisa es parte fundamental de nuestra imagen. Un gesto con el que nos comunicamos y que habla de nuestro sentir más profundo, de nuestro estado de ánimo.
Que una sonrisa bonita nos da seguridad es indiscutible. Pero ¿cómo lograrlo?
Ves la televisión y aparecen presentadores, actores y celebrities con sonrisas de cine, dientes perfectos y blanquísimos. ¿Cómo lo harán? Tú cepillas tus dientes después de cada comida, utilizas colutorio, hilo dental… sin embargo; tus dientes no están blancos cómo quisieras.
Empezaremos por el principio:
No busques una sonrisa blanco puro porque no existe, y de existir, no sería natural para nada ya que el color del diente es de un azul traslúcido que refleja el amarillo de la dentina.
Pero el diente amarillea y mucho. Lo vemos en el espejo, ¿cierto? Ese amarillo ocre terrible que nos parte el alma…Por ello, antes de nada vamos a analizar los:
Porque es así. Hay una serie de circunstancias que oscurecen, tiñen y manchan nuestros dientes:
Y para todo ello…
En primer lugar, y antes de iniciar un tratamiento de blanqueamiento dental, hemos de realizar una limpieza de nuestros dientes para eliminar de su superficie manchas, placa, sarro… Tras la higiene dental, pasamos al blanqueamiento.
Existen varios tratamientos para devolver el blanco a nuestros dientes. La aplicación de uno u otro se decidirá en función de lo manchados o decolorados que estén. El odontólogo te propondrá la opción que más te convenga y tú decidirás sobre ello. Teniendo esto en cuenta, las soluciones a aplicar son:
Durante el período de se esté realizando el tratamiento de blanqueamiento dental es recomendable evitar esos alimentos que anteriormente hemos mencionado y que tiñen nuestro dientes. Esto hará que la aplicación del mismo sea más rápida y eficaz. Respecto al tabaco, éste debe ser evitado durante el proceso puesto que impide que el agente blanqueante realice su función.
Hemos de decir que es posible que durante el tratamiento para blanquear los dientes, éstos se vuelvan más sensibles al frío o al calor en la ingesta de alimentos por la aplicación del peróxido de hidrógeno. Pero esta sensibilidad irá desapareciendo en cuanto el tratamiento finalice. Si la sensibilidad es extrema, el tratamiento puede pausarse unos días y posteriormente continuar con él.
Dejar claro que la sensibilidad no es una constante en el tratamiento. Habrá personas que tengan y personas que no. Con esto, decir también, que aquellas personas que vienen padeciendo de sensibilidad dental, se pueden someter al tratamiento con peróxido de hidrógeno; pues esta no tiene por qué verse potenciada. Aún así, en estos casos lo suyo es comunicarlo al dentista ya que este puede minimizar el problema con la ayuda de dentífrico específico para la sensibilidad dental.
Una vez que logres el blanco deseado es recomendable realizar una higiene bucodental cada 6 meses, para eliminar esas manchas que los alimentos generan en nuestros dientes; y realizar un recordatorio del blanqueamiento cada cierto tiempo según las recomendaciones de nuestro dentista.
Para finalizar, indicar que el blanqueamiento no es agresivo con los dientes. No los desgasta. Es un tratamiento absolutamente seguro con el que conseguirás sonreír abiertamente y como te gusta.